La Niña
de Oxford
Por Ana C Molinar Trujillo
*Todas las historias son creación y propiedad de Ana C Molinar Trujillo
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Perdió a su madre cuando aún era muy niña, 6 años, es un hecho que nadie está preparado para eso, no importa la edad que tengas. Aprendió a vivir sin ella pero sabiendo que algo hacía falta para sentirse completa.
Su padre decidió dejar Londres al par de años que su madre había trascendido. Regresaron a México con su familia paterna, apoyarían con la crianza de las niñas, ella con tan solo ocho años y su hermana de cuatro.
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Siempre se preguntó por qué su papá esperó tanto para volver a casarse. Recuerda que mientras ella crecía lo veía solo, pero tranquilo. Siempre le dejó claro a sus hijas que su prioridad eran ellas, así que lo importante es que tuvieran un papá presente que les recordara constantemente a su madre y no sintieran que algo les hacía falta.
Ella siempre platicaba la anécdota de la primera vez que tuvo su menstruación, su papá le explicaba de lo maravilloso que le estaba pasando y ella solo lloraba, no había razón alguna, pero lloraba. Así que después de un par de horas de intentar calmarla, su papá también lloró con ella, sabía que había cosas que no podía hacerle él y para eso necesitaban a mamá.
Mientras eran pequeñas, la familia de su mamá las visitaba en México, cuando intentaban que fueran de visita a Londres, su papá siempre decía que no le era posible por el trabajo, “lo mejor es que vengan.”
Ella y su hermana crecieron acompañadas de sus abuelos paternos y sus abuelos maternos cuando venían a visitarlas, y claro, papá siempre presente.
Cuando llegó la adolescencia, ella tenía 16 años, quería ir a una fiesta y su papá se lo negó rotundamente, no había ninguna razón solo era un “no”, eran en esos momentos donde le hubiera encantando tener una mujer en cada que pudiera balancear un poco para convencer a su papá. En ocasiones le llegó a decir “papá ya ten una novia”, él la veía y le decía “Ya no existe la mujer perfecta.” Con esa respuesta solo podía abrazarlo muy fuerte.
A los 18 años por fin pudo viajar con sus abuelos a Londres todo el verano antes de entrar a la Universidad. Una tradición que se mantuvo hasta que terminó de estudiar. Su papá solo ponía que de condición tenía que ir a estudiar algo
Para ella, era una gran dualidad vivir allá un par de meses, caminar por las calles tranquila, conocer gente de muchas culturas, disfrutar de sus abuelos y conocer por medio de ellos a su mamá.
Cuando se encontraba en situaciones donde no sabía qué hacer, se imaginaba que haría su mamá. En el fondo sabía que era una decisión de ella, pero de esa forma se sentía más protegida.
En todos esos años visitó muchos lugares del Reino Unido, viajar con su abuelo materno era una experiencia muy enriquecedora, había sido un historiados muy celebrado internacionalmente, así que tenía las mejores historias a la mano.
En uno de esos viajes visitaron Oxford, donde su abuelo había sido un catedrático muy reconocido por muchos años, cada calle que recorría parecía contarle una historia, como cada edificio.
En el primer año que su hermana cumplió 18 años, la acompañó a Londres, donde viajarían a Oxford a con su abuelo que recibiría un reconocimiento. Su papá también había sido invitado pero decidió en último momento no asistir.
Para ella ya no era sorpresa alguna, había algo que no permitía a su papá regresar a Londres, entendió que no era opción presionarlo, que llegaría el día en que regresaría.
Decidió organizar un viaje para su hermana por Londres antes de ir a Oxford, visitaron todos los lugares típicos como el Palacio de Buckingham, el Museo de Historia Natural, la Galería Nacional, Convent Garden, Tate… de todo. Pero dentro de esos lugares habían espacios que eran los favoritos de sus madres, como unos que era parques públicos o la calle del colegio donde su madre había estudiado.
Mientras caminaban por Mayfair, cerca de la casa de sus abuelos, entraron al parque privado que estaba frente a la casa, se sentaron en una de las bancas mientras tomaban un té y comían unas galletas.
Hermana - Gracias por el viaje que has organizado, ha valido la pena la espera. Aunque me hubiera encantado venir antes y que papá estuviera aquí, por la mañana le llamé y volví a insistirle.
Ella - Debes de dejar de insistirle, ya llegará el día en que él decida regresar, hay que darle su tiempo… ya sabes que yo tampoco entiendo porque nunca volvió a casarse o ni si quiera una novia… pero decidí dejar el tema y fue lo mejor.
Hermana- ¿Tu en verdad crees que ni una novia tenga por ahí?
Ella- Pues esperaría que si. - Las dos se rieron.- creo que le haría muy bien, sobretodo porque yo pienso venir a vivirme para acá y con tu ida a Canadá, se quedará solo.
Hermana - ¿Entonces decidiste venirte para acá?
Ella- Si, este viaje me ha confirmado que es la mejor decisión.
Hermana - No veo porque no, ya has terminado la carrera y nunca te he viso muy apasionada por el tema.
Ella - Ya sabes que fue el acuerdo que tuve con papá, primero estudiar algo que me diera herramientas y después ya seguir con historia del arte.
Hermana - Nunca estuve de acuerdo en que tuvieras que estudiar mercadotecnia antes, si tu pasión es otra… pero creo que se negaba más por ser lo mismo que mamá había estudiado y lo que implicaba para él dejarte venir acá.
Ella - Pues ya pasó, de algo me servirá así que para delante. Tu tuviste mejor suerte…
Hermana - Solo porque mi carrera en Canada es el mejor lugar para cursarla y creo que papá ya estaba cansado de discutir cada año contigo que querías dejarlo todo para venirte a Londres a estudiar y vivir. ¿Ya lo sabe papá?
Ella - No, pero creo que ya lo intuye…
Hermana - ¿Entonces vas a regresar a hablar con él y luego regresar acá?
Ella - No, me voy a quedar acá, ya sabes lo desaprensiva que soy de todo lo material, puse en mi maleta lo más importante ¡con eso estoy perfecto!
Hermana - ¿Los abuelos ya saben?
Ella - Claro, fueron los primeros en saber, de hecho tengo que llegar un par de días antes a Oxford para una entrevista que tendré allá.
Hermana - Historia del arte y en Oxford… directo al corazón de papá.
Ella - Yo ya cumplí con mi parte, ahora le toca a él. Bueno, vamos a la casa para prepararnos para la cena, quiero que conozcas ya a mis amigos de acá, estoy segura que harás perfect match con uno de ellos.
-
Se rió.
Hermana - No lo veo posible, yo ya estoy más en Canada que nada del mundo…
Después de arreglarse y subirse a un taxi con destino cerca a Convent Garden al departamento de su amigo.
Hermana - ¡Qué lugar más lindo!
Ella - Espérate que lo veas a él…
Hermana - Y si está tan guapo por que no tu tienes algo con él.
Ella - Si es muy guapo pero no es para nada mi estilo, además es mi amigo desde el primer verano que llegue acá.
Subieron por un elevador antiguo, cuando la puerta se abrió entran a un departamento hermoso, iluminado, con paredes blancas llenas de arte y una vista que parecía de cuento.
Su amigo era todo un caballero, se acercó a la puerta y lo abrazo, como siempre lo hacía, la quería tanto como a una hermana, habían pasado tantas cosas en el verano juntas.
Amigo - ¡Por fin! No puedo creer que llevas acá 2 semanas y apenas nos vemos.
Ella - Tenía que enseñarle a mi hermana lo mejor de Londres, teníamos que terminar el tour de la mejor forma…
Amigo - ¿Qué tal? ¿Te puedo dar un abrazo? Tu hermana me ha platico muchísimo de ti.
Hermana - Hola, claro… - se rió un poco de pena - No sabía que hablas tan bien español.
Amigo - Mi mamá es Española, mi papá Ingles, así que los dos domas se hablaron siempre en mi casa.
Pasen por favor, ya las estábamos esperando.
Ella presentó a su hermana con todos sus amigos, había también un nuevo par de personas que no conocía.
Se sentaron a cenar y uno de los lugares de la mesa estaban vacíos pero con todo puesto…
Ella- ¿Falta alguien más?
Amigo - Si, falta un gran amigo mio de mi infancia, que ha regresado a vivir a Londres, ya la mayoría lo conoce…
Ella - ¿Es la persona que me sustituyó todo el año?
Amigo - Nadie te puede sustituir, pero lo mejor es que ya estarás aquí.
El amigo volteó a ver a la hermana, le parecía realmente hermosa, las dos lo eran pero no se parecían nada.
Amigo - En verdad que no se parece nada, eso si, las dos muy guapas. ¿Te quedarás tu también en Londres?
Hermana - Hasta octubre nada más, después regreso a México unas semanas por mis cosas para volar a Canadá donde comenzaré estudiar.
Amigo - Claro, se me olvidaba que aún estás por empezar la carrera.
Tocaron a la puerta, el amigo se levantó a abrir, era su amigo de la infancia.
Amigo - ¡Por fin! Ya podemos comenzar… Ya con 30 años y se le olvidan los modales.
Él - Lo dice el qué organiza cenas todos los días y pretende que a todas uno llegue a tiempo.
Su hermana se acercó al oido de ella para comentarle en voz baja - No sabía que tu amigo tenía 30 años, pensé que era como tú- a lo que ella contestó - No, es más grande que yo, por eso te digo siempre que es como mi hermano, pero para ti no.
Hermana - Ya… - se rió y volteó a ver al amigo nuevamente.
Se sentaron todos a cenar, él no dejaba de mirarla, pero ella se la pasó toda la noche hablando con sus amigos que no había visto. Realmente no platicaron mucho esa noche más que lo básico.
Al terminar la cena, antes de irse, su amigo se aceró a ella y le preguntó…
Amigo - Sabes que nuestra amistad siempre se ha pasado en la honestidad… Quiero invitar a salir a tu hermana, ya se lo que me vas a decir, que son muchos años de diferencia, pero en verdad me gustaría conocerla más.
Ella - Claro que si
Amigo - ¿En verdad no dirás que no?
Ella - No, se que el escenario no pinta fácil para ustedes pero se que van a lograr estar juntos.
Su amigo solo se rió, ya sabía que ella siempre tenía ese tipo de comentarios. La abrazo y le dijo - Te quiero.
Ella puso una excusa para ir al estudio donde había dejado algo, mientras dejaba a su amigo con su hermana.
Cuando entró al estudio sonriendo, ahí estaba él terminando una llamada.
Él - Si, mañana te veo por allá ¡Lo prometo!
Después de que colgó volteó a la puerta y ahí estaba Ella.
Él - Me platicó mucho de ti, me da gusto por fin conocerte.
Ella - Gracias, la verdad es que no me había comentado nada de ti, pero si te tiene en su vida estoy segura que pronto me contará más.
Él - O que podremos vernos más…
En eso, su amigo interrumpió en la puerta con su hermana, así que ella ya no pudo contestar.
Se despidieron todos, ella y su hermana se fueron a casa de sus abuelos.
Como todas las mañanas ella salió a correr, era su momento favorito del día, había un silencio único en las calles, para ella el escenario perfecto.
Cuando regreso de correr, había en el vestíbulo un arreglo hermoso de flores y pan dulce. Su hermana estaba a lado de las flores con una nota…
Ella - ¿Quién ha mandado eso?
Hermana - ¿Quién crees?… sin duda tu amigo es un caballero… el pan está para ti.
Ella solo se rió, tomó un de los panes y se dirigió a la cocina.
Ella - ¿Entonces ya lo pensaste? ¿Saldrás con él?
Hermana - Si, si saldré con él. Sabe que me tengo que ir, y no pierdo nada. Tu lo quiere mucho, así que debe ser un hombre bueno.
Ella - Lo es.
Hermana - ¿En verdad no te importa?
Ella - Estoy a favor… me subo a bañar que tengo que tomar mi tren a Oxford a media tarde.
Continuará…
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Continúa….
Ella tomó su tren a Oxford, era un viaje que le gustaba mucho, le recordaba a momentos que había vivido con su abuelo, además, las vistas eran espectaculares y ver tanto verde.
Tomó sus cosas y bajó del tren para tomar un taxi al hotel.
Cuando llegó al hotel recordó por qué le gustaba tanto ese lugar, desde la decoración hasta su arquitectura, era como estar en un cuento, los tapices en los cuartos parecían una obra de arte. Estaría ella solo tres días antes de que llegaran su hermana y sus abuelos.
Tomó un baño, se cambio y bajo al lobby para después ir a visitar un café que era local pero servían una cena deliciosa.
Se sentó en uno de los sillones rosas del lobby, mientras acomoda un par de cosas de su bolsa cuando se acercó él.
Él- Hola, buenas noches ¿eres la amiga mexicana de…?
Ella- Si ¿cómo estás?
Él- Todo bien, de negocios, así que se podría estar mejor ¿tú?
Ella- Vengo a unas entrevistas a la universidad y a la entrega de reconocimiento de mi abuelo.
Él- ¡Qué bien, Oxford es muy lindo! ¿Ya habías estado aquí antes?
Ella-Si, desde los 18 he venido para acá, parada obligatoria con mi abuelo.
Él- ¡Qué bien, yo llevo viniendo más seguido de lo que creí desde que regrese a Londres!
Ella- Voy a ir a cenar a un lugar que me gusta mucho, es local ¿te gustaría venir? - ella sonrío y agregó - me muero de hambre, no comí para poder cenar acá.
Él- Si no comiste para cenar acá, eso significa que es un lugar muy bueno. Así que vamos…
Ella tomó su bolsa y caminaron hacia la calle donde siguieron caminando hasta llegar al restaurante. Era un lugar chico pero todo se veía y olía delicioso.
Cuando ella entró por la puerta, una señora ya grande se acercó a ella, la saludó y la abrazó. Los sentaron en una mesa que tenía una vista muy bonita a la calle, donde las luces hacían una sombra que parecía arte de los árboles.
Él- ¿Amiga de tu abuelo?
Ella- Si, estudiaron juntos, pero ella tenía una gran pasión por la cocina así que en el mismo lugar tenía las dos cosas que más amaba.
Él- Seguro que tu abuelo es una persona con muchas historias.
Ella- Si, sin duda lo es….
Pero bueno, desde el otro día te quería preguntar ¿dónde has estado todos estos años?
Él- Ya me habían dicho que eras muy directa - los dos se rieron- es una larga historia.
Ella- Yo tengo mucho tiempo, a menos que tú te tengas que levantar mañana temprano.
Él- No, tengo junta hasta las 11, así que tenemos tiempo.
Él le comenzó a platicar con mucho detalle que sus padres habían decidido irse a vivir a Australia, de donde era su madre. Sin duda Londres les encantaba pero querían que sus hijos crecieran cerca de su familia.
Ella- ¿Tú padre ya no tenía familia en Londres?
Él- Si, aún la tenemos pero además que mi madre quería regresar con su familia, mi padre había conseguido un muy buen trabajo allá, así que no lo pensaron mucho.
Ella- ¿Cómo has regresado a Londres?
Él- Me ofrecieron un muy buen puesto acá, así que no lo pensé dos veces. Siempre supe que quería regresar, así que todo se acomodó.
Ella- ¿Tus padres regresaron contigo a Londrés?
Él- Si, bueno están por llegar en unos meses, pero decidieron regresar también, a mi me encanta la idea.
Ella- ¿Tienes hermanos?… perdóname, siento que esto parece interrogatorio.
Él- Solo nos estamos poniendo al corriente, aunque creo que yo se más de ti que tu de mi. Y si, tengo dos hermanas, solo que una de ellas vive en Canadá y la otra está en París.
En eso sonó el teléfono de ella, le ofreció una disculpa y tomo la llamada. Era su hermana, le compartió un par de cosas y quedaron en hablar mañana temprano.
En cuanto colgó con su hermana le entró la llamada de su amigo, igual comentaron un par de cosas y colgaron.
Él- ¿Y cómo les fue en la cita?
Ella-¿ Te contó…?
Él- Si, me dijo que habías estado de acuerdo con que salieran.
Ella- Si, no tenía porque oponerme, ya sabía yo que iba a pasar esto.
Él- ¿Por qué?
Ella- Todo este tiempo que llevo de conocerle siempre me decía, si fueras así… serías la mujer perfecta, yo solo me reía porque lo que describía eso era mi hermana.
Él- ¿No crees que son muchos años?
Ella- Si creo que puede influenciar un poco, pero si es, será, lo harán funcionar.
Él- ¿Entonces quieres estudiar acá? Por fin venir para acá.
Ella- Si mi padre mi hubiera dejado hacerlo antes, ya llevaría acá mucho tiempo, pero bueno, unas cosas por otras.
Siguieron platicando mucho tiempo más, hasta que se dieron cuenta que eran los únicos que quedaban…
Él- Ahora si creo que nos pusimos al corriente.
Ella- Si, creo que vamos bien.
Él- Gracias por compartir lo de tu mamá.
Ella- Aun hay mucho que contar, pero ya habrá otras ocasiones…
Él pagó la cena y se fueron platicando al hotel, se despidieron, ella le dio un beso en la mejilla y le dijo “Así es en México, linda noche.”
Amanecer en Oxford tenía una esencia mágica, su abuelo le había contado tantas historias que se lo imaginaba caminando en esas calles en su juventud. Después de arreglarse se dirigió a la universidad caminando, tomaría algo de desayuno al terminar la entrevista. Se movía por la universidad como si hubiera estudiado ahí por siempre.
Cuando llegó a su entrevista a tiempo, ya la estaban esperando para comenzar su proceso de solicitud.
Fue una gran entrevista, sabía que todo funcionaría muy bien y al final así se lo dejaron saber.
Al salir de la entrevista, bajo las escaleras del edificio, en frente de ellas comenzaba un jardín muy hermoso y tenía una banca muy tradicional, típica de Oxford, cuando se dio cuenta ahí estaba Él esperándola.
Ella se acercó a donde él estaba.
Ella- ¿Hola?- se sonrojó un poco- ¿has tenido tu junta acá?
Él- Podemos decir que si, tuve una reunión con unos investigadores, así que al terminar recordé que estarías por aquí y estas entrevistas siempre son largas…
Ella- ¿Sabías que eran largas?
Él- La verdad me comentaron cuando pregunté, así que decidí esperarte, espero que eso no te moleste.
Ella- Para nada… que gusto.
Ella era una mujer muy centrada, estaba acostumbrada a ese tipo de detalles de amigos y amigas, así que no se lo tomaba personal o no veía el tema romántico.
Cuando iban a comenzar a caminar, a él le sonó el teléfono… solo vio quién era y colgó.
Ella no preguntó nada, el tampoco dijo nada y siguieron caminando.
Él- Ahora yo te voy a llevar a un lugar que me acaban de decir que está muy bueno, es nuevo… así que aún no lo conoces.
Ella- Bueno, vamos.
Caminaron hacia el lugar, él le platicó más sobre su trabajo y ella le contó sobre su entrevista.
Cuando llegaron al lugar… ella lo volteó a ver, “¿Thai?”, el sonrió, sabía que era de sus comidas favoritas.
Continuará….