La Niña
de Moscú
Por Ana C Molinar Trujillo
*Todas las historias son creación y propiedad de Ana C Molinar Trujillo
Continúa leyendo la historia (final)
Desde muy pequeña el baile fue parte de su vida, en algunos momentos había quienes consideraban que era su gran amor.
Verla bailar era algo que te hacía a ti sentir cada paso, cada nota, como si tú estuvieras bailando con todo el corazón, sin pensar.
Ella también decía que el ballet era su gran amor, hasta que un día sus prioridades cambiarían un poco, no es que haya dejado de serlo pero a veces pasa así en la vida, la perspectiva cambia un poco.
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Cuando veía sus fotos desde chica viéndose bailar, no sabía de donde había sacado el talento para el ballet, su mamá no había sido bailarina, pero ella sentía que era algo que lo traía en la sangre. Se preguntaba si alguna abuela o bisabuela tenía el mismo gusto que ella, pero siempre duda en preguntar sobre sus ancestros, solo pensaba que si a ella le gustaba y se le daba de forma tan natural, con eso era más que suficiente.
A su madre le encantaba verla bailar, efectivamente no había tenido ese talento y no sabía de quién lo había heredado, pero estaba tan segura que lo hacía tan bien que a cualquiera que no le gustara el ballet con solo verla bailar cambiaría de parecer.
Cuando era chica jugaba con su hermano futbol, se llevaban apenas dos años, así que cuando se trataba de jugar juntos siempre recurrían a los mismos juegos, andan en bici, escondidillas, encantados y claro, tiro a gol. En ocasiones cuando su mamá estaba preparando la comida desde la cocina podía ver el patio donde jugaban y solo le decía “cuidado con tus pies”, a lo que ella solo contestaba “mis pies son fuertes mamá no te preocupes”. Y si, para poder ponerse en puntas como lo hacía, eran pies fuertes y con estructuras.
Habían ocasiones donde acompañaba a su mamá al comprar la comida y mientras esperaban a que les dieran la carne o pollo, ella se ponía en puntas con cualquier zapato, sandalia o tenis que trajera; su madre solo volteaba a verla y sonreía, no podía negar que lo suyo era eso, el ballet.
Mientras fue creciendo fue tomando también gusto a la pintura, contar cuentos, escribir sus propias historias, pero siempre le causo mucha curiosidad la creación del universo, estudiaba la teoría científica y también la religiosa, la cuestionaba y las comparaba.
No había duda que ella, como cualquier otra niña estaba llena de talentos, la clave era tener el apoyo de mamá y papá para poder desarrollarlos.
Su padre era un abogado serio, también catedrático, se sentía sumamente orgulloso de sus dos hijos. Eran una familia pequeña para los estándares de esa época donde las familias tenían más de seis hijos, pero cuando sus padres se casaron tenían la idea de tener más hijos, pero su madre perdió en el nacimiento a dos gemelos, con el tiempo los doctores la animaron a embarazarse de nuevo y así fue como ella llegó a este mundo y al par de años su hermano de forma opresiva. Así que ambos padres se sentían ya completos.
Creció rodeada de mucho amor, con apoyo a lo que le gustaba hacer. Habían días donde después del colegio iba corriendo a ensañar al estudio, podía estar ahí de 4 a 8 de la noche, bailando diferentes ritmos, que todo complementaban, pero 2 horas si eran dedicadas a ballet, una con compañeras y otra ella sola. En su academia de Ballet sabían que tenía un gran potencial y estaban dispuestos a hacerla llegar a donde ella quisiera.
Un día saliendo de una clase una amiga le dijo “¿Te imaginas un día bailar para el Bolshoi o para la Royal Ballet? A veces creo que es imposible para nosotras…” a lo que ella contestó “Nada es imposible, todo puede pasar…”
Y seguían platicando de algo más.
Ella tenía ese gran sueño, de poder bailar en teatros internacionales, ya lo había hecho en distintos teatros en México, así que todo era posible.
Aunque le encantaba bailar el Lago de los Cisnes, su favorita siempre fue el Cascanueces, había algo mágico en la historia que le parecía fabulosa, además era en navidad, su época favorita.
Cuando caminaba de regreso a su casa, veía a las demás niñas jugar, tener novios, pero ella estaba contenta con su decisión, era lo que más amaba hacer. Claro que su mamá tenía un trato con ella, “Puedes bailar toda la semana pero hay que mantener calificaciones buenas y los sábados por la tarde ver a tus amigas.”
Su mamá procuraba que siguiera cercana a sus amigas, aunque sabía que su gran amor era el ballet, era importante que también viviera un poco de lo que las niñas a su edad hacía.
Mientras fue creciendo tuvo diferentes pretendientes, unos de familias importantes, pero ella desde el inicio les dejaba claro que el Ballet era todo para ella. Muchos intentaron conquistarla hasta llegar al punto de decirle “el ballet o yo”… y la respuesta era un portazo en la cara.
Ay hija, por lo menos diles en palabras… no con portazos en la cara.- Madre
“Se los dije desde el inició, no entendieron… entonces así les quedará claro.” - Ella
Aunque sus padres no le exigían excelencia ella sacaba muy buenas notas en las humanidades, en lo demás con pasarlas se sentía tranquila. Así que al no tener esa presión en casa le permitía disfrutar un poco de todo.
Sabía que era muy afortunada en tener el apoyo de sus padres… en alguna ocasión, platicando con una gran amiga suya que no era bailarina pero le encantaba verla bailar le preguntó si nunca iba a casarse.
¿Y a qué viene esa pregunta?- Ella
Ya algunas comenzaron a casarse, yo me siento muy presionada pero a ti te veo tan tranquila.- Amiga
La verdad, es que nunca me había puesto a pensar en eso, lo que si te puedo decir es que no voy a casarme solo por creer que ya me quede solterona a mis 22… ahorita solo pienso en mi carrera como bailarina.- Ella
Yo si me siento muy presionada - Amiga
Imagínate que te casa por presión con alguien que en verdad no amas y luego tienes que pasar toda la vida con esa persona.- Ella
Tu puedes hablar así porque tienes todo el apoyo de tus papás, hasta se vinieron a vivir a Ciudad de México para que tuvieras las mejores oportunidades para ser bailarina.- Amiga
No del todo fue por eso, llegamos aquí desde que yo era niña y fue más por el trabajo de papá… pareciera que fue por mi, pero no. Lo que si, es que no me cuestionan mi pasión por el ballet o por qué no me he casado.- Ella
Ni con los partidazos que has dejado ir ¿no te dicen nada?- Amiga
No, para mi papá, o así lo dice él, nadie nunca será suficiente para mi. Los trato bien pero no… mi mamá desde que entraban a la casa ya sabía que eso no iba a prosperar porque los veía muy cómodos cuando yo estaba en casa y muy incomodos cuando estaba bailado.- Ella
Pero ¿qué me dices de él?- Amiga, le decía mientras se acercaban a su casa después de irse a tomar un café… - No quita el dedo del renglón, como dicen, parece que él si le gusta que bailes. - Amiga
Ya veremos, en teoría lo respeta, pero no se si sabe que primero es el ballet y luego él. - Ella
Él la recibió con un ramo de flores, Ella lo saludo de una forma educada y lo invitó a pasar a casa.
Su amiga se despidió y le dijo que la llamaría luego.
Algo diferente de él es que podía escucharla hablar horas del ballet y luego saltar al futbol, a él no le gustaban ninguno de los dos, pero le gustaba ella así que era bastante paciente. Llevaban así tres meses, cada vez que él intentaba insinuar que fuera su novia, ella buscaba algún pretexto par ano hablar del tema. Así que él estaba planeando un gran gesto para poder por fin conquistarla.
Me gustaría pasar por ti mañana a la academia, ya se que tienes todo el día en clases, pero me gustaría invitarte a cenar. - Él
No puedo desvelarme, tengo pruebas al día siguiente… - Ella
Claro, lo olvidé, perdóname…¿tu me avisas cuando puedas?- Él
Sabes que estás dos semanas serán muy intensas, tengo que estar enfocada en la academia, ya está confirmado que vendrán directivos del New York Ballet… - Ella
Lo entiendo perfecto, es tu sueño y no tengo duda que lo lograrás. Ahí estaré yo en primera fila cuando bailes aquí y cuando bailes en Nueva York- Él
Se despidieron y él se fue de su casa.
Su mamá le invitó un té antes de que subiera dormir con un rico sandwich de quesos, tres tipos, como a ella le gustaba.
Cuándo le vas a decir que no.- Madre
Pues creo que tiene claro cuál es mi prioridad, además nunca me ha preguntado. - Ella
¿Es en serio? Cada vez que el pobre lo saca al tema, tu le cambias la conversación. - Madre
Si es muy guapo no te lo voy a negar, si me gusta pasar tiempo con él… pero no se si cuando le diga que si, la verdad vaya a salir. - Ella
¿Qué verdad? - Madre
Pues que no le gusta que sea bailarina de ballet, que se quiere casar mañana.- Ella
Eso no lo puedes saber hasta que le digas que si.- Madre
¿Y si nunca me caso? - Ella
Si eso es lo que quieres está bien ¿eso es lo que quieres? - Madre
No se, creo que es muy tarde para entrar en este tipo de conversación, me voy a dormir que me esperan unas semanas retadoras. Te amo mamá. - Ella
Se subió a treparse y a dormir, vendrían las dos semanas más importantes de su vida en ese momento.
Continuará….
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Continúa…
Se levantó a la mañana siguiente, tenía una rutina clara para prepararse para sus entrenamientos intensivos, algo muy importante era mantener sus músculos calientes para no tener que recalentar. Así que prefería bañarse de noche para que al amanecer no tuviera que calentar el doble para que estuvieran listos.
Se cambio a su ropa de ballet, se peino con mucha delicadeza para hacerse su chongo bajo, no usaba ningún collar, aretes o pulseras. En el ballet los accesorios no son necesarios, lo importante es el baile, cada paso es lo que las hace brillar.
Se abrigó con su chamarra favorita, bajo con su maleta negra que tenía 3 zapatillas nuevas, generalmente por día cambiaba de zapatillas, el desgaste era obvio y era importante cuidar las puntas.
Llenó su termo con té y nunca perdonaba desayunar esos días una concha de vainilla que disfrutaría en el primer break. Le gustaba hacer la primer hora en ayuno. Se tomó un jugo verde que solo tenía verduras, se lavó los dientes y se dirigió a la academia.
Al llegar a la academia también había todo un ritual a seguir. Siempre la recibía el mismo señor por la mañana con su nombre y alguna frase que se inventaba, más que nada para motivar a las bailarinas, se encontraba con sus compañeras y camino a los vestidores iba dando sorbos a su té y a su termo de agua, antes que nada debía estar bien hidratada.
Al llegar al vestidor, se quedaba solo con sus mallas, payasito, en ocasiones con falda de ballet y su suéter estilo torera para quedarse abrigada. Lo que no podía faltan eran sus calentadores para las piernas, eran muy importantes para mantener los músculos calentitos después de comenzar a bailar. Se ponía unas zapatillas sin punta para dirigirse al salón donde le tocaría enseñar todo el día.
En el salón se sentaba en una esquina donde pegaba un poco el sol, tenía una vista a puros árboles y tan temprano podías escuchar a los pájaros cantar. En ese momento comenzaba a preparar sus pies para las puntas, aunque parece algo fácil, no lo es, es todo un ritual proteger cada dedo, estimularlos, calentarlos un poco con movimiento. Probar que el tape que ponía en los dedos había quedado bien, después una protección para los dedos una pequeña malla. Antes de colocar las puntas, las doblaba, como intentando moldearlas un poco para quitar la rigidez. Le gustaba usar puntas al estilo de las bailarinas inglesas, donde en las puntas hay un hilo o estambre cocido para dar más soporte a las puntas, la verdad es que eran hermosas, su mamá siempre le decía que era un desperdicio usarlas tan poco tiempo pero era importante para cuidar sus pies.
En el momento que se ponía sus puntas era como si se transformara, las amarraba ajustadas a su pantorrilla con el listón, se paraba y todo cambiaba. Comenzaba un leve calentamiento primero en su cabeza, sus brazos, hombros, manos, bajando así a sus piernas, a las puntas.
Todas las bailarinas tenían que estar listas para cuando la maestra o maestro llegará para comenzar la clase.
La musica se tocaba siempre en el momento por un pianista.
Así llegó la hora de la primera clase. Se estaban preparando para presentar, Carmen, una obra de amor, pasión y un poco de locura. Ella era la Prima Ballerina, así que estaba preparada para presentar la obra que le pusieran.
Algo que le gustaba de Carmen era la música, sin duda la transportaban al momento de la historia. Una excelente Ballerina no solo bailaba pero también interpretaba la obra, no hay diálogos pero el baile se vuelve el lenguaje de toda la historia.
Así pasó la primera y la segunda semana, llevaban ya meses ensañando la obra. De hecho para poder tenerla lista comienzan hasta cuatro meses antes y hay veces que a la par están enseñando más obras al mismo tiempo.
En esas semanas, llegaba a su casa agotada, lista para tener una buena cena, bañarse y descansar. Su mamá le decía que él le había llamado que no esperaba que le regresara la llamada sólo le dejaba recados. Su respuesta era “Gracias.”
Llegó el gran día, desde temprano estaban enseñando en el teatro, tal como lo hacían por las tardes después de la academia. La función comenzaba a las 8:00pm en punto, para las seis de la tarde, ella se estaba preparando como todos los demás, peinado, maquillaje, vestuario, calentamiento.
A las 20 horas se apagaron las luces, se subió el telón, comenzó la música y la iluminación en el escenario. Cuando ella salió a escena e hizo la primera pirueta, todos se quedaron callados después de un gran inhalación. Verla bailar era fascinante para todo el que la viera.
Así pasó toda la obra, después de dos horas y media, el público aplaudió de pie a todo el elenco, pero cuando ella salió al escenario e hizo su reverencia, eran aplausos, bravos y flores.
Para ella esa noche había sido una de las más importantes de su vida, si no es que la más hasta ese momento. Estaba feliz, todo lo trabajado hasta ese momento había valido la pena.
Cuando estaba en el camerino celebrando con todos sus compañeros, llegó el director, la llamó y le dijo que tenía dos personas que querían hablar con ella. Uno de ellos era un representante del Ballet de Nueva York y otro del Ballet Bolshoi.
Ambos le propusieron su interés de que se uniera a sus respectivos ballets.
Ella no podía creerlo, más adelante en la semana se comunicarían con ella para poder platicar más.
Se cambió para ver a sus padre en el cóctel que había preparado la academia, era una tradición celebrar cada obra, sobretodo después del estreno. Cuando salió, fue corriendo a abrazarlos, les dijo lo que había pasado, estaban todos tan orgullosos de ella.
Él fue acercándose a ella para felicitarla, lo hizo con una flores hermosas, la abrazo seguido de un “Felicidades, estuviste espectacular.”
Ella le dio las gracias y siguió celebrando con sus amigas.
Después de una noche larga a la mañana siguiente descansaba. Así que su plan era quedarse en casa, leer un rato, pintar y ver una película.
Él tocó a la puerta. Sus padres y su hermano no estaban en casa.
Hola, perdóname por venir así pero si te llamaba seguramente no contestabas y lo entendería perfecto. - Él
Hola, no te preocupes ¿quieres pasar? - Ella
Si, gracias.- Él
Fueron a sentarse a la sala.
¿Te ofrezco algo de tomar? - Ella
La verdad es que vengo rápido, se que quieres descansar y después de verte ayer, entendería el por qué. - Él
Ella iba a decirle algo más y él la interrumpió.
Después que te vi ayer bailar me quedó claro una cosa. - Él
¿Qué te quedó claro?- Ella
Se que el ballet siempre será tu gran amor, pero eso no significa que no puedas tener otro amor, alguien que te apoyo en cada paso, vayas a donde vayas…lo que vengo a decirte es que no quiero que seas mi novia. - Él
¿No quieres que sea tu novia?- Ella
No, quiero que seas mi esposa- Él
¿Cómo tu esposa?… ni siquiera hemos sido novios.- Ella
Llega mis mucho tiempo saliendo, creo que me conoces ya muy bien y yo a ti. Podemos ser novios en lo que preparamos la boda, pero vengo aquí a decirte a que yo quiero casarme contigo. - Él
No se que decirte, la verdad. ¿Te irías a vivir a otro país para que yo siguiera bailando?- Ella
Si, sabes que ese no es un tema para mi. Trabajaría en la empresa de mi familia desde donde esté, de eso no hay problema, ya lo hablé con mi papá… se que esto es muy repentino pero quería que lo supieras…no tienes que contestarme ahorita… cuando tengas claro lo que quieres hacer yo estaré esperando. - Él
Él se levantó, se despidió de ella y salió de la casa.
Ella se quedó sentada en el sillón preguntándose “¿Qué acaba de pasar?”
Continuará….
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Continúa…
Pasaron tres días, no había recibido llamada de Nueva York o del Bolshoi, tampoco de él y ella no lo había buscado. De hecho no le había comentado a nadie de la propuesta de matrimonio, no quería dejarse influenciar por los comentarios, esta era una decisión para toda la vida. Llegó a pensar que era que era tan bueno para ser real, siempre usaba una frase que era “Nadie regala comida, sin querer después cobrar.”
Así que no, no pensaba decirle a nadie, hasta que tuviera segura sus respuestas.
Al quinto día le hablaron de Nueva York, sobre su baile no le dijeron nada nuevo que ella no supiera. Era una mujer que creía mucho en ella, no ególatra, pero si muy segura de si misma. La oferta era sin duda irresistible, todas las ballenas que entraban tenían la misma oportunidad de ir creciendo. La propuesta económica era muy atractiva y el hospedaje estaba contemplado. Al ser parte de las bailarinas principales, estaba asegurando su carrera para los próximos años.
Colgó muy emocionada de recibir la propuesta, sin duda era demasiado atractiva. A la mañana siguiente le hablaron de la academia, “El equipo del Ballet Bolshoi está aquí, quieren hablar contigo presencial.”
Sin duda los rusos tenían una gran forma de negociar para obtener lo que querían. Sabiendo que hacerlo en persona sería más complejo para ella resistirse.
En menos de 15 minutos estaba en la academia, después de un par de horas salió de esa junta o encuentro. Le sorprendió que tenían fotografías y videos de ella durante el montaje con comentarios de como ellos podían podían hacerla mejorar, algo que no pudo negar que le encantó.
También le hablaron de la importancia del Ballet Bolshoi y como no sería una más, solo invitarían a dos nuevas bailarinas y eso no pasaba con frecuencia. También le dijeron que sería un trabajo duro, más del que ya conocía. A ella le encantaban los retos así que, le empezaba a gustar más la idea, aunque a veces Moscú sonaba tan lejos de toda su familia.
Lo que era cierto es que los Rusos no esperarían, tenían una gira de tres semanas y regresarían a México para obtener su respuesta,
Nueva York le había dado un poco más de tiempo, un mes una semana.
Saliendo se fue a su casa, sin duda había mucho que pensar. De nuevo no quería decir a nadie para no tener comentarios de terceros. Así que cuando le preguntaban solo decían que la contactarían más tarde, “Eso fue lo que me dijeron.”
Sus padres la conocían muy bien, así que no insistían, cuando ella estuviera lista lo compartiría.
Un día no supo de donde le vino la idea, comenzó a escribir como sería su vida en los dos lugares, lo detalló muy tan bien que parecía real. Más tarde comenzó a leer todo lo que escribió y se dio cuenta que hablaba mucho del ballet y de las ciudades pero estaba sola y por primera vez se preguntó si quería casarse o no… lo apunto en su cuaderno y la respuesta fue si.
Raro en ella a la mañana siguiente fue a buscarlo a su trabajo, sus oficinas eran muy bonitas en una de las zonas más importantes de la Ciudad. Lo esperó mientras le anunciaban su llegada, la acompañaron a su oficina donde tenía una vista hermosa del Bosque de Chapultepec.
¿A qué debo esta sorpresa tan linda?- Él
Quería hablar contigo de lo que me dijiste el otro día.- Ella
¿Tienes ya alguna noticia de los Ballet?- Él
Si… pero aún no defino, pero no vine a eso.- Ella
¿Dime, cómo te puedo ayudar?- Él
No soy tan buena a veces con las palabras en estas situaciones, así que vine a darte esta carta. Te pido que no me preguntes más, léela y en verdad muchas gracias por todo.- Ella, le entregó la carta y salió por la puerta.
Él abrió la carta y decía…
Querido él,
Antes que nada, quiero agradecerte por mostrar todo el interés en el ballet, en escuchar mis platicas interminables del tema y mostrarte siempre con una sonrisa.
En esto días tomaré una decisión importante que estoy segura cambiará el rumbo de mi vida, no puedo tener la responsabilidad de que en ella venga tu vida, esa decisión debe ser tuya en algo que a ti te apasione.
Hoy me di cuenta que si quiero casarme y tener una familia, creo que siempre lo he querido, solo que no he conocido a la persona que me mueva a dar ese paso así que negarme era mi mejor opción. Esto nunca se lo había dicho a nadie más, apenas me acabo de dar cuenta de esto y quería compartírtelo porque ante todo mereces mi honestidad.
Estoy segura que un día conocerás a una mujer que de solo verte sienta esas mariposas. Como yo espero conocer a alguien y sentirlas.
Se que estoy siendo demasiado franca, pero si estoy segura que nunca di pie a que creyeras que seríamos algo más, por eso tu propuesta me sorprendió tanto.
En fin, solo quería agradecerte por ser un tan buen amigo y escucharme.
Gracias por leerme, te deseo lo mejor.
Ella.
Él cerró la carta, la guardó en un cajón y salió para irse a una junta. Estaba enojado, triste, frustrado y si, agradecido que por primera vez se abriera así con ella. Solo pensó “A seguir…”
Dos semana antes de que los Rusos regresaran por su respuesta, una amiga la invitó a una fiesta. Cuando llegaron había un hombre que cantaba a lado de un piano, parecía llevar toda la fiesta, era simpático y para ella muy guapo, algo tenía que le llamo su atención al verlo por primera vez.
Ella se quitó su abrigo, se quedó platicando con una de sus amigas de muchas cosas, pero sentía la mirada de él, como él la de ella.
De repente lo vio caminar hacía ella, se sintió nerviosa, sintió algo en su estomago como cuando salía a escena… mariposas.
Él se acercó la invitó a bailar, ella contestó que si.
Estaba sorprendida de encontrar a alguien que bailara también, que guiará pero a la vez la hiciera brillar a ella. Después de un par de canciones, le invitó algo de tomar y sentaron a platicarse en unas sillas que estaban en el jardín de la casa.
Platicaron de todo, sin darse cuenta ya era tarde y sus amigas se acercaron para decirle que era tiempo de irse. Él le preguntó cuando podía volver a verla, ella le dijo “Cuándo tu quieras y le anotó su teléfono.”
A la mañana siguiente él llamó a su casa, pero ella estaba en la Academia. Había dejado dicho en casa que si él hablaba que le dijera donde estaba, la verdad es que pensó que él no iría a buscarla. Pero cuando salió de la academia, ahí estaba él con una bolsa que no podía verse muy bien lo que había adentro.
Hola - Ella
Sorpresa - Él
Bueno, ni tan sorpresa… en casa te dijeron donde encontrarme.- Ella
Pero estoy seguro que no te lo esperabas.- Él
No, la verdad no.- Ella
Entonces si es una sorpresa… mira te traje esto, pensé en que si yo bailara como tu, terminando me gustaría comerme una. - Él
Ella abrió la bolsa y eran 4 conchas de vainilla, ella se río y le dijo “mis favoritas.” Lo invitó a su casa para platicar y comerse esas conchas.
Cuando llegaron estaban sus padres y su hermano, él parecía que los conociera de siempre. Era bastante extrovertido pero muy educado, sus padres se reían con él y estaban muy cómodos de tenerlo ahí. Comenzó a platicar de fútbol, era un apasionado y ella también lo era. Fue una tarde de risas, de conocerse más y si, de comer conchas.
Así pasaron juntos las próximas dos semanas, ella seguía yendo a la academia y él pasaba por ella después de salir de trabajar. Los fines de semana la invitaba a verlo jugar futbol y a ver su equipo favorito jugar.
Ella seguía sin decirle a nadie las propuestas del ballet, ni a él le comentó. A la mañana siguiente tenía la reunión con los Rusos, volvió a tomar su cuaderno y ahora escribió como sería su vida en los próximos años, en lo que anotó… “Me quedé en México y me casé con él, tenemos 3 hijos, pero hemos platicado que queremos más, soy muy feliz, sigo bailando pero ahora tengo a más amores en mi vida…” así escribió más.
Cuando escribió de Moscú puso… “Me fui a vivir a Moscú, no podía creer en los escenarios que he bailado, pero las noches comienzas a ser solitarias, lo mismo los días…¿de qué sirve llegar tan algo y no tener con quién compartirlo?, seguramente terminaré casada con el director del Ballet que no para de insinuar que le gusto pero creo que es más porque nos sentimos solos…” así escribió más.
Se levantó a la mañana siguiente, se dirigió a la academia… la reunión duro 15 minutos. Esta vez no podía escribirles una carta para darles las gracias, pero la leyó… les dio las gracias por la oportunidad, estaba segura que en otro momento de su vida habría aceptado pero posiblemente hubiera regresado a México. El Ballet ha sido su amor por muchos años pero quería más y sabía que podía tenerlo. Se despidió, los dejó sin poder hacer una contrapropuesta, se levantó y cerró la puerta.
Llegó a su casa y llamó a la academia de Nueva York, hizo lo mismo.
Se sentía ligera, libre de presiones.
Cuando sus padres llegaron a casa les platico todo, así como sus respuestas. Ambos la abrazaron y le dijeron “te amamos, apoyamos lo que tu decidas.” A lo que ella les contestó “Que bueno porque yo creo que me caso pronto…”
¿Quieres decir que ya te lo pidió?- Madre
Aun no, pero no siempre tiene que ser él quien lo pide, yo también tengo voz.- Ella
Le dio un beso a su padre y a su madre, los dos se vieron y sonrieron. Sabían que era algo muy de ella.
Una noche mientras los dos caminaban por la colonia Roma por la noche, ella le platicó todo lo que había pasado con el ballet. Él sabia que era muy buena, pero no sabía que a ese nivel, no le había tocada verla aun. Llevaban ya un mes saliendo, siendo novios. Él la tomó de la mano, le beso de la mano y le dijo “Que suerte la mía.” Siguieron caminando y platicando demás cosas.
Cuando estaban por cumplir tres meses de novios, él la invito a verlo jugar futbol, ahí estaba ella, sabía cada jugada, era sin duda una experta apasionada. Lo esperó en un café mientras él se bañaba y alistada.
Fueron a comer y caminaron después de nuevo por la Roma, se pararon frente a la tienda de conchas que a ella le encantaban y ella le dijo…
¿Nunca me lo vas a pedir? - Ella
No entiendo - Él
Bueno, pues si tu no lo hacer lo haré yo.- Ella
Él la tomó de la mano, le besó la mano como siempre lo hacía y le dijo - Desde el día uno que te conocí te hubiera pedido que te casaras conmigo, pero necesitaba dejar pasar un poco de tiempo para que no creyeras que estaba loco.
Yo te hubiera dicho que si, ¿entonces quién es la loca?- Ella
¿Entonces es un si? - Él
Perdóname, ¿cuál es la pregunta? - Ella
Él se río, se le hubiera hecho raro que ella no dijera eso - Quiero que seas mi esposa ¿te quieres casar conmigo?
Claro que si - Ella
Se besaron, él sacó el anillo que lo traía ya siempre por si se presentaba el momento.
No te preocupes ya hablé con tus padres, no parecieron sorprenderse cuando les dije solo me dijeron, no te vayan a ganar.- Él
Se rieron y siguieron caminando… así comenzaron los planes para la boda en tan solo seis meses.
A la par, ella estaba en ensayos para presentar su obra favorita “El Cascanueces” , cuando estaban juntos parecía que algo se iluminaba, cada vez que ella lo veía sabías que no había nada más en el mundo y lo mismo pasaba cuando él la veía.
La noche del estreno, la vio bailar por primera vez… aplaudió como nunca, hasta gritó “Esa es mi futura esposa.”… ella sonrió desde el escenario.
Así, seis meses después se casaron y con el tiempo formaron una hermosa familia, tuvieron 8 hijos a los cuales los llenaron de experiencias, de baile, fútbol y música.
Ella aprendió que las cosas llegan cuando menos te lo esperas y que con quien tienes que ser sincera es contigo y si, dejarte sorprender.
The end!
PD: Inspirada en mi abuela, mi guapa, a la que siento cerquita siempre. Lo del Bolshoi es real y es real que decidió quedarse porque lo que quería era formar su familia. Bailó por muchos años Ballet, fue maestra de ballet hasta sus 60 años, pero siempre siguió bailando. Besos al cielo a mi Dancing Queen que ha sido mi musa para esta historia.
No, esta vez la Niña no llegó a su destino, pero se dejó sorprender y eligió lo que para ella era en verdad su sueño.
Gracias por leer.