La Niña
de Cartagena
Por Ana C Molinar Trujillo
*Todas las historias son creación y propiedad de Ana C Molinar Trujillo
Cartagena es uno de esos lugares que pareciera guarda muchas historias, sus calles, las paredes llenas de vida y de color. Como si en un mundo de caos una persona decidió darle color para que con solo verlo tu día pudiera cambiar y supieras que la vida está llena de cosas bonitas.
Ella recuerda poco de Cartagena, las memorias que tienen son de las fotografías y videos que sus papás tomaban, pero realmente era muy chica para recordarlo tan bien. Aún así, siempre hablaba de Cartagena como uno de los lugares más bonitos que ha conocido, a veces se preguntaba si seguiría siendo igual, si así era o si solo era la nostalgia de esa época de su vida.
——
Ella era la más pequeña de cuarto hermanos, su papá tuvo puestos directivos importantes en empresas especialidad a hotelería, por lo que de chica se acostumbró a vivir en diferentes lugares, cuando le preguntaban sobre una de sus fortalezas siempre respondía “adaptabilidad”, y sin duda lo era.
Llegó un momento donde su padre se cansó de tanto cambio, sus hijos mayores estaban entrando a una edad adulta y no se quería imaginar lo que sería que alguno de ellos le dijera que no regresaría a casa con la familia. Así fue como abrió su propia empresa de consultoría y se establecieron en la Ciudad de México, donde vivía el resto de su familia.
Su madre se dedicó a ellos, pero al establecerse en Ciudad de México lo tomó como una gran oportunidad para poder trabajar en lo que le gustaba tanto que era la organización de eventos. Su negocio comenzó a crecer mucho, a los clientes les gustaba que traía propuestas distintas, todo lo que había aprendido al vivir en distintos lugares.
Ella tenía tan solo ocho años cuando regresaron a Ciudad de México, al principio sentía que estaba de vacaciones, hasta que comenzó a entender que ya no irían vivir a mas lugares. Por un lado le pareció bueno porque por fin haría amigas por mucho tiempo y estaría cerca de toda su familia, pero por otro lado le gustaba mucho conocer nuevos lugares, personas y sobretodo ¡su comida!
Recuerda perfecto el día que su padre le dijo:
Papá - También se puede conocer muchos lugares yendo de vacaciones, no necesariamente viviendo ahí.
Ella - ¿Regresaremos un día a Cartagena?… extraño a mis amigas y las arepas.
Papá - Seguro que si, lo más importante es que estemos todos juntos aquí, acá también podemos hacer arepas.
Ella creció con sus hermoso recuerdos de Cartagena, con el tiempo perdió contacto con sus amigas y amigos de allá; cuando tocaba ir de vacaciones su papá y su mamá no volvieron a elegir Cartagena, preferían conocer nuevos lugares.
Así pasó el tiempo, ella ya estaba en sus treintas, trabajaba con su mamá en su negocio de organización de eventos, solo que ella como chef, aunque le encantaba poder dar a probar a personas su comida en eventos pequeños o grandes, como la mayoría de los chefs o por lo menos los que ella había conocido, sabía que un día tendría su propio restaurante.
Era una mujer muy organizada, creativa, ahorradora, pero también una parte de ella era aventada, curiosa y en la mayoría de las ocasiones no podía quedarse quieta.
Llevaba ya seis años de novia de un empresario muy reconocido, era 10 años mayor que ella. Aunque a veces recibía comentarios como “Está muy grande para ti.”, para ella estaba perfecto porque no sentía que él tuviera ganas de formalizar la relación, lo que le gustaba porque tenía muy claro cuales eran sus prioridades, su cocina y en unos años su restaurante.
Se conocieron cuando ella hizo su primera experiencia culinaria en una hacienda cerca de la ciudad de México. Su papá estaba buscando hacer un evento que fuera distinto pero muy personalizado con sus mejores clientes y posibles. Generalmente a sus papás no les gustaba trabajar juntos, así que fue el momento perfecto para que ella iniciará con su propia firma y así poder dar servicio no sólo a su padre.
Solamente eran 20 personas las que habían sido invitadas, él asistió con la que en ese momento era su esposa. Ella no tenía cabeza para nada, ni ojos para nadie, acababa de salir de una relación con un fotógrafo, había sido tan dramático todo que no tenía ganas de conocer a nadie más.
Cuando les preguntaban como se habían conocido a él le encantaba contar la historia, ella siempre lo dejaba, al final del día, él era el gran vendedor.
Él- En la hacienda cada cuarto tenía al salir una sala junto con una hamaca, mi mujer en ese entonces, estaba en el cuarto arreglando su ropa. Yo tomé un libro que encontré en una de las mesas, acompañado de un cóctel de mezcal con jamaica y me senté en una de las sillas que se veía tenía muchos años pero muy cómoda. Cuando llegue al capítulo 3, noté que varias de las páginas tenían anotaciones, palabras remarcadas y lo que parecían ser manchas de comida.
Mientras él iba contando la historia, las personas que la escuchaban se iban metiendo en la historia o simplemente suspirando. Ella solo lo veía y pensaba “Este señor se equivoco de carrera.”
Él- Bueno para no hacerles el cuento largo, en un punto de la historia donde ya estaba yo muy metido leyendo a Murakami, que la verdad nunca había llamado mi atención… solo escuché una voz que me dijo, “Que pena, pero ¿me podrías regresar mi libro?”… en el momento que levanté mi cabeza para mirar quién quería quitarme el que para mi ya era mi libro, ahí estaba ella… con un vestido blanco, descalza, como le encanta estar, su pelo llevaba una trenza francesa y unos lentes obscuros… cuando la vi, no pude pensar en nada.., tanto que tuvo que hacerme la pregunta tres veces.
Él continuó con la historia… Me levanté de la silla, aun sostenía el libro, cuando estaba a punto de contestarle, porque ella ya estaba un poco enojada, tanto que se había quitado sus lentes para darme de esas miradas que prefieres no darle la contraría, pasó su papá a saludarme y a presentarnos.
Le extendí la mano, como todo caballero que soy… ella solo dijo “Si, mucho gusto..¿me puedes regresar mi libro?”, a lo que yo le contesté que pensaba que era de la hacienda y que podía tomarlo para leerlo. Su papá interrumpió para decirle “Mijita tienes muchos, deja que lo lea…”… recuerdo perfecto la cara que ella hizo, como las que ahora me hace a mi cuando algo no le parece y le contestó “Papá, es un libro muy personal para mi…”. La verdad es que sentí mucha pena con ella, así que extendí el libro para que lo tomará, y su papá volvió a decir “Para nada, mira, vas a estar aquí dos noches, cuando lo termines se o das…”… Ella estaba tan enojada que solo dijo con permiso y se fue.
Él siempre paraba ahí la historia para que la gente le preguntará que más había pasado… Ella entraba un poco en el juego en ese momento y agrega “Pues salió su ex esposa, esposa en ese momento y le dijo que me regresará el libro… Pero mi papá volvió a insistir, así que se lo quedó.”
Él - Bueno, bueno… me lo quedé solo por una noche y no dos… me encanta leer y resulta que a Murakami lo lees con mucha facilidad…. Bueno, en aquella hacienda que sin duda es una de las más bonitas de México y la mantienen como un secreto, tuvimos un gran fin de semana con distintas experiencias. Por un momento al recorrer la hacienda terminé entrando a la cocina donde estaba ella preparando algo que olía delicioso, pero verla con su pelo recogido, con un mandil bordado a mano y sonriendo fue lo mejor de ese viaje. Y si, se que estaba casado pero cuando ves a una mujer así tienes que aceptar lo hermosa que es.
Así me volví fan de sus platillos, tanto que acabe siendo cliente de su papá. Le regresé su libro antes de lo que ella esperaba. Estaba sentada en una de las escaleras de la hacienda, literalmente haciendo nada… así que me acerqué y me senté a su lado a lo que solo me dijo “El ladrón de libros”… extendí mi mano y le comenté que la había estado buscando para regresarle su libro… “Gracias por prestarme a Murakami” a lo que ella contestó “Pues no te lo presté te lo robaste…”
Así que le conteste que había valido la pena hacerlo, platicamos un poco del libro y no pude evitar elogiar su comida, la plática comenzó a fluir muy bien entre los dos. Hasta que ella se despidió de mi para irse a dormir, estaba agotada.
Nuevamente él hacia una pausa siempre en ese momento, parecía ya un monólogo ensayado, la verdad es que a ella no le molestaba, al contrario le daba entre ternura y le entretenía que hiciera del momento que se conocieron ¡algo espectacular!… así él seguía con la historia.
Él- Al día siguiente volvimos a cruzarnos, platica casual como lo hizo con cualquier otra persona. Pero en la última noche, después de haber probado la mejor cena de mi vida, mientras había cohetes en el cielo… me acerqué a ella para darles las gracias y decirle que en verdad era su fan número uno, seguido por un… la verdad me vi muy aventado pero lo tenía que decir “Eres la mujer más hermosa que he visto, se que estoy casado y me encantaría haberte conocido en otro tiempo.” Ella solo se rió y me dijo “Buenas noches.”
A la mañana siguiente ya no la vi, obviamente pregunté por ella pero me dijeron que se había regresado temprano a la Ciudad, así que lo deje ir.
Un año después nos volvimos a encontrar en el cumpleaños de su papá, además de que soy su cliente, somos buenos amigos. Me acuerdo perfecto que me evadía a todo lo que da pero a la vez sentía su mirada. En esta ocasión ella no estaba sirviendo la cena, su papá la quería como invitada. Antes de sentarnos a cenar me acerqué a ella y le dije que si ya me iba a saludar… solo se rió y me dijo “Hola”… no voy a mentir porque está aquí presente pero qué creen que fue lo que me preguntó.
En ese momento, la gente decía “¿Qué te dijo?”
Él- Me preguntó que dónde estaba mi esposa… me reí, le dije que ella ya sabía que me había divorciado… se río. Le pregunté si me podía sentar con ella en la cena, me dijo que si y así estuvimos desde ese momento, siempre juntos.
Terminaba la historia dándole un beso.
Sin duda era algo que él lo caracterizaba mucho, era un gran creativo.
Su mejor amiga siempre le preguntaba si estaba segura de esa relación, a lo que ella contestaba que en ese momento si, pero la vida cambiaba mucho.
Aunque él era un gran empresario independiente, ella respetaba mucho sus espacios, le gustaba vivir sola, aunque habían noches donde ella se quedaba con él o él con ella, prefería así las cosas. No mucha gente lo entendía, pero tampoco le importaba dar muchas explicaciones, no le veía caso.
Pero ella comenzó a notar que él estaba distinto, no hacia lo negativo, pero distinto, no sabía como definirlo.
Mejor amiga- ¿Pues qué está pasando?
Ella- No tengo idea, está atento como siempre, pero a veces demás… como muy insistente…él cero es así y sabe que yo no voy con eso.
Mejor amiga- Pues yo creo que te va a dar el anillo.
Ella-¡No!¡De qué hablas!…
Mejor amiga- Nunca le has dicho que no.
Ella- Pero nunca le he dicho que si.
Mejor amiga- Es obvio, ya son 6 años juntos ¿no?, más los 10 que te lleva, no creo que quiera estar así siempre contigo.
Ella- Espero que no.
Mejor amiga- ¿En verdad no quieres?… no entiendo que haces ahí si no quieres algo para largo.
Ella- Tú sabes cuáles son mis planes…
Mejor amiga- Esa es la parte que no entiendo de ti, vives con tu lema de que vida solo hay una y por otro lado no quieres mover tus planes… o sea dices que no a los planes pero vives con planes.
Ella- Si, mi psicóloga me dice lo mismo.
Mejor amiga- Y yo que no te cobro
Las dos se rieron.
Él tenía un viaje de negocios, ella estaba cenando en casa de sus padres cuando su papá le dijo que tenía que ir a Cartagena, ella sabiendo que él estaba a unos días de regresar, le dijo a su padre “Yo te acompaño.”
Papá- ¿Estás segura? Llevas como dos semanas sin ver…
Ella- Muero de ganas por regresar, anda ¡di que si!
Papá- Bueno, vamos pero tu mamá seguro también querrá venir. Mañana saca los boletos mi asistente y nos vamos en dos días.
Más tarde estaba probando una nueva receta cuando él le llamo por videollamada.
Él- Hola amor ¿Cómo te fue hoy? Perdóname que te llame tan tarde…
Ella- No te preocupes, la verdad es que estuve con mil cosas, también se me fue mandarte algún mensaje… dame un minuto para dejar esto y te pongo toda la atención.
Él- No, para nada, perdóname tu a mi… te agarré justo cuando estás haciendo nuevas recetas.
Ella- No pasa nada… oye voy a acompañar a mi papá a un viaje a Cartagena, son entre 7 y 10 días, mañana me confirma.
Él - ¿Un viaje? ¿Así de repente?
Ella - Si, salió así de rápido, tiene que ir a ver un cliente y sabe que desde hace años muero de ganas de regresar… también va mi mamá.
Él - Ya quería verte, tengo algo que quiero platicar contigo.
Ella - ¡Va a estar padrísimo, tiene mucho tiempo que no viajo sola con mis papás!… ya se pero seguro se pasa rápido…¿de qué quieres platicar?
Él- En persona, déjame ver si puedo adelantar mi vuelo… tengo aún unas juntas pero puedo ver moverlas.
Ella- Para nada, no muevas tu agenda… ya hemos estado más tiempo lejos y no ha pasado nada ¿te preocupa algo?
Él- No, no, para nada… solo que ya quería verte.
Ella- Se pasa rápido, cuando menos te das cuenta ya regresé.
Él - Estoy viendo mi agenda… yo creo que te puedo alcanzar unos días allá.
Ella - ¿Allá?
Él - ¿Estaría padre no?
Ella- Si, claro… pero quería aprovechar para ver a amigas que no he visto en tantos años y aprovechar este tiempo con mis papás que no sea de trabajo.
Él - Ya, ya… no, además creo que no puedo… pero bueno no lo cerremos ¿va?… en verdad quiero hablar contigo de un tema.
Ella se quedó callada, no supo que decir a tanta insistencia.
Él le pregunto si la había escuchado, ella solo contestó que se distrajo con algo de la receta.
Platicaron de un par de cosas más, nada relevante y colgaron… le mando un mensaje a su amiga en ese momento “Yo creo que si es el anillo.”
Se cumplieron los días y ella comenzó su viaje a Cartagena con sus padres.
Mientras estaba sentada en la ventanilla del avión, decidió no pensar más en lo que le esperaría de regreso a México, en verdad no tenía un respuesta si lo que él quería era buscar un si.
Pidió una copa de vino, al terminarla y ver la nada más que las nubes en el avión, comenzó a leer un nuevo libro de Murakami que no pensó fuera a interesarle mucho, pero como buena fan, tenía que leerlo.
Después de las horas de vuelo llegaron a Cartagena.
Mientras caminaba por el aeropuerto, todo había cambiado pero el olor seguía siendo el mismo, aunque no conocía a nadie, la sonrisa de la gente era igual.
Había algo en Cartagena que le llamaba mucho la atención desde chica.
Ella- Este clima de Cartagena siempre te da la bienvenida…como extrañaba.
Sus papás le sonrieron y se subieron a la camioneta que los estaba esperando.
En el camino al hotel, su papá le explicó que venía a una reunión importante para comprar algunas acciones en el hotel en el que se hospedarían.
Mamá - No son solo unas acciones amor, quieres ser el socio mayoritario de la propiedad…
Papá - Es una gran oportunidad y hay que evaluar si en verdad vale la pena.
Ella - A mi me encanta la idea.
Al llegar al hotel a ella le asignaron una suite solo para ella, lo que le parecía fabuloso. Los primeros dos días lo que hizo fue disfrutar del hotel, en una llamada que tuvo con él, ahora parecía molesto.
Ella - ¿Estás bien? Te he notado un poco molesto.
Él - Si, si estoy molesto… sale este viaje de la nada, me dices que morías por regresar porque querías re conectar con tus amigas de allá… no puedes esperarme para un tema que quiero hablar contigo… y resulta que llevas dos días en el hotel, haciendo nada…yo creo que me pudiste esperar.
Ella no pudo evitar comenzarse a enojar.
Ella - Párale tantito… no entiendo por qué te tengo que dar una explicación si quiero quedarme todo el día en el hotel, dos o todas las vacaciones aquí. Y no, no entiendo tu insistencia en hablar… qué puede ser tan importante que no puede esperar.
Él - Nosotros, para mí, nosotros es lo más importante ¿no te lo he dejado claro?… o más bien tú, tú eres lo más importante.
Ella - No lo creo… para ti siempre ha sido tu trabajo, tu empresa.
Él - ¿Tu crees que no quiero vivir contigo desde hace más de 4 años?… te he dado el espacio, el tiempo que me has dicho que quieres, he sido paciente porque tú eres lo más importante.
Ella no pudo hacer más que quedarse callada… “No sé qué decirte… sin duda esta comunicación no está funcionando.”
Él - ¿Cómo que no está funcionando?… así como si nada… ¿en verdad crees que no nos comunicamos bien?
Ella - Pues… tú me quieres decir algo impacientemente sin decirme nada al respecto.
Él- Porque es algo que no se puede decir por llamada o mensaje.
Ella- ¿Por qué no?
Él - Porque quiero ver la cara que haces cuando te lo platiqué y te pregunté.
Ella - ¿Cómo?
Él - No sabes mentir, así que tu mirada, tu cara, toda tu… me dirá la respuesta, y puede ser que tu voz me de otra.
Ella- Puedes dejar de ser tan poético… tan perfecto en tus respuestas…
Él - Creo que es mejor colgar… no vayas a decir algo que después te arrepientas, ya hoy he escuchado suficiente.
Ella comenzó a enojarse más que terminó con un “Creo que lo mejor es no hablar en estos días… yo tengo cosas que pensar, no sé si quiero escuchar lo que me tienes que decir… quiero escuchar lo que yo quiero escuchar…. Ni si quiera sé que estoy diciendo.”
Él - ¿Eso es lo que quieres?
Ella - Si… si, eso es lo que quiero.
Él - Cuídate.
Y colgaron.
Ella estaba tan molesta que tomó sus cosas, estaba furiosa, se puso sus lentes de sol y decidió bajar a camino a la playa. No quería hablar con nadie.
En uno de los pisos se subió un Colombiano, le dijo un par de cosas que ella no escuchó y solo hizo una sonrisa forzada.
Colombiano - “Estos extranjeros… que pesados.”
Cuando se abrieron las puertas del elevador, antes de salir, ella le dijo “Puede ser que lo único que queremos es espacio, silencio… Buenas tardes”
El colombiano la frenó de la mano “¿nos conocemos?”
Ella - Pésima frase y no…
Ella continuó caminando.
Después de irse a caminar un par de horas, regresó y se encontró en el lobby a su papá, le comentó que irían a cenar, que era importante que fuera… ella no tenía ganar y le dijo que ahí estaría.
Su mamá se acercó a darle un beso y le dijo “todo estará bien”
Su mamá sabía cuando algo la tenía mal, pero era su forma de decirle que si lo necesitaba podían platicar.
Subió a su cuarto, se bañó, se puso guapa… tomó su celular y no tenía ningún mensaje de él… intentó escribirle un par de mensajes pero los terminaba borrando.
Cuando estuvo a punto de ponerle Te Amo… su papá la llamó… “ya estoy bajando”, bloqueó el celular, lo metió a la bolsa y bajó a cenar.
En un privado de uno de los restaurantes del hotel, con vista al mar, la estaban esperando. Su padre la presentó con todos los de la mesa y la sentaron junto a un hombre.
Colombiano - Ya sabía yo que te conocía.
Ella - ¿Perdón?
Ella no lo reconoció del incidente del elevador… su cabeza estaba en otro lado.
Colombiano - Nos vimos en el elevador esta tarde…
Ella - Claro, perdona, tenía unas cosas en la cabeza.
Colombiano - ¿No te acuerdas de mi verdad?
Ella - mmm ¿además del elevador?
Colombiano - Sigues siendo igual de bonita… le dije a mi papá que un día nos volveríamos a ver, te busqué en redes pero no te encontré.
Ella - ¿De dónde nos conocemos?
Su papá la escuchó y le recordó que habían ido juntos al colegio, sumándole a que le dijo “hija, era uno de tus amigos de acá… solo que el muchacho ha cambiado mucho.”
Colombiano - Mira, este soy yo y esta eres tú, es la foto del salón.
Ella - ¿Tú eres…? ¡No lo puedo creer! ¡Que emoción! Claro que me acuerdo de ti.
Colombiano - ¿te puedo dar un abrazo?
Ella- ¡Claro que si!
Después de un largo abrazo, una cena llena de risas y recuerdos, no hicieron mucho caso a lo que estaba pasando en el resto de la cena, hasta que su padre puso la atención en ella.
Papá - Como ya conocen a mi hija, una de las razones para invertir aquí es ella.
Ella- ¿Yo papá?
Papá - ¡Claro! Tu siempre has querido mucho a Cartagena, hablas de ella como si hubieras vivido acá toda tu vida. Así que eso fue una de las razones que me motivó y claro que si se hace, puedes pensar en este espacio para poner tu restaurante.
Ella - ¿Es en serio papá?
Papá - Si, claro, solo hay que cerrar el trato, pero ellos saben lo que nosotros podemos traer a la mesa, no solo con mi empresa pero contigo.
Ella sonrió, estaba feliz, pero por un momento volteó a ver su celular, quería tomarlo para llamarlo y decirle la noticia, sabía que él se pondría feliz por ella… pero luego recordó que no le había contestado el te amo en estas horas que estaba en la cena… cuando iba a tomar su celular de nuevo, el colombiano le tomó la mano y le dijo “En estos días me tienes que preparar algo.”
Ella - Claro que si
Colombiano - Bueno, pero primero tenemos que dar una vuelta para que recuerdes un poco y si, organizar algo con los pocos que quedamos acá.
Ella - ¿Cómo qué los pocos que quedamos acá? ¿Quién se querría ir de aquí?
Colombiano - Es normal, aunque Cartagena es hermoso, nos quedamos acá los que vivimos del turismo por ejemplo.
Ella - Mírate, trabajando aquí en tu propio hotel…
Colombiano - Socio, socio de mi papá y de mi tío, pero si, es algo que me gusta mucho.
Al terminar la cena quedaron de verse al día siguiente muy temprano.
Ella llegó tarde ya a su cuarto, tomó su teléfono y pensó “Si en verdad quiero pensar lo que quiero, más la noticia de hoy de mi papá, me daré eso… tiempo.”
Guardó su celular en la caja de seguridad y se fue a dormir.
Quedó de ver al colombiano en la madrugada en el lobby, ahí pasaría por ella.
Se subió al coche con una gran sonrisa, aunque por momentos se sentía triste de no saber si lo que estaba haciendo esta bien.
Caminaron por el centro de Cartagena, mientras amanecía, podías ver como se iba iluminando el piso con el sol y cada color brillante de las casas y negocios que estaban en el camino. Iban camino por lo que el llamaba el mejor café y el mejor croissant que podías probar no estando en Francia.
Ella - El café esta delicioso, pero el croissant sin duda está ¡espectacular!
Colombiano - Te dije, sabiendo que eres chef y que amas cocinar tuve que planear muy bien donde vamos a comer en estos días…
Ella - ¿En estos días?
Colombiano - Pues claro mujer, he pedido unos días de vacaciones para que en verdad recuerdes porque amabas tanto vivir acá y en una de esas si decidas quedarte con la propuesta que te dio tu papá.
Ella - Acepto, veamos si cumples con mis expectativas.
Los dos sonrieron y siguen caminando.
Antes de ir a lo turista, el colombiano planeo un paseo a donde ella vivió, su escuela, el parque al que iban a jugar y pararon cerca de una iglesia.
Ella - Uf, me acuerdo que después de misa mis papás me compraban unos helados de agua ¡deliciosos!
Colombiano - ¿Esos?
Ella - ¡Claro!, No puedo creer que sigan existiendo.
Colombiano - Son un clásico, generación tras generación, así que seguirán por muchos años.
Tomaron un par de helados, distintos para compartir y seguir su recorrido.
Así pasaron los próximos 5 días, juntos todo el tiempo. Antes de despedirse y dejarla en el hotel, el colombiano le preguntó si quería ir a caminar un poco por la playa. Estuvieron platicando un poco de todo y nada, de repente el colombiano hizo una pausa…
Colombiano - Tengo que decirte algo.
Ella - Dime…
Colombiano - Se que aunque nos conocemos desde niños, dejamos de vernos y ahora es como si nunca hubiéramos dejado de vernos.
Ella - Aha
El colombiano comenzó a acercarse a ella, ella comenzó a ponerse nerviosa, en los días pasados lo notó cariñoso pero estaba un poco confundida ¿en verdad quería esto?… sin saber lo que hacía cerro los ojos y se inclinó como si fuera a besarla…
Colombiano - ¿Qué haces mujer?
Ella se puso roja, nerviosa….y contestó “No se… pensé que me ibas a besar.”
Colombiano - ¿Tu quieres que te bese? ¿Te di esa…?
Ella lo interrumpió… “La verdad es que no, no quiero que me beses, estoy pensando en alguien más.”
Colombiano - ¡Lo he notado a momentos, se te ponen los ojos tristes!
Ella - Es una historia un poco larga… ya no se si es historia que sigue o ya se perdió.
Colombiano - Bueno si tengo que decirte algo… no era besarte, la verdad, no lo saben muchos porque apenas me di cuenta pero ahora estoy muy seguro, soy gay y estoy enamorado.
Ella - Esa si no la vi venir…
Colombiano - Perdóname si creíste otra cosa, sabes que eres hermosa pero no eres mi estilo.
Los dos se rieron.
El colombiano le platicó que hace poco se había dado cuenta cuando conoció a a un hombre en un viaje de trabajo que tuvo que hacer a España hace un mes. Estuvieron un mes juntos y ahora vendría a visitarlo.
Sin darse cuenta, siguieron platicando por más horas hasta que les dio el amanecer. El le dijo que la estaría viendo den el hotel y quedaron de verse cada día hasta que ella se fuera.
Cuando subió a su cuarto se quedó pensando en porqué pensó que el colombiano querría besarla y ella solo pensaba en su novio, que no había sabido nada de él.
Cuando estuvo a punto de irse a dormir, su mamá toco a su puerta.
Mamá - ¡Buenos días!
Ella - ¡Buenas noches! Apenas llegué me voy a dormir un rato.
Mamá - Se ve que la estás pasando muy bien con tu …
Ella - Mamá, es gay
Mamá - Claro que es gay
Ella - ¿Tu como sabes?
Mamá - Yo lo se todo… mi vida, antes de bajar a hacer mi ejercicio, solo pasó a decirte que… ya sabes que no me gusta meterme pero me han estado preguntando por ti, si estás bien… ya fue mucho tiempo ¿no? Si ya no quieres hablar con él ya dile mi amor, para que él siga con su vida…
Ella - Estás hablando de…
Mamá - ¿Tu de quién crees?… bueno, nos vemos al ratito que tu papá quiere que comamos juntos los tres.
Cuando se fue su mamá, abrió la caja fuerte, intentó prender el teléfono pero no tenía batería. Lo conectó, en lo que se prendía, daba vueltas por todo el cuarto…
Ella - Así o más tardado….
Tomó el teléfono que estaba conectado, abrió sus mensajes… se dio cuenta que su mensaje de “Te amo”, nunca se había mandado… no sabía si lo mejor era mandarle un mensaje o llamarle… suspiró y le llamó.
Mientras el teléfono sonaba, quería colgar… sentía como cuando era niña y le estaba llamando al niño que le gustaba que en el fondo quería que le contestará pero si no contestaba mejor. Él no contestó, entró al buzón.
Ella comenzó a llorar y se preguntaba si lo había echado todo a perder…
Sonó su teléfono y era él.
Ella - ¿Hola?
Él - Hola… perdóname salí de mi oficina y dejé el teléfono aquí. Apenas veo tu llamada.
Ella - No te preocupes, quería hablar contigo… no se que pasó, he pensado mucho en…
Él la interrumpió y le dijo “Perdóname que te interrumpa, tengo a dos personas de mi equipo aquí, ahorita no puedo hablar, pero, te llamo más tarde.”
Ella - Si claro, no te preocupes, se que tienes mucho trabajo… cuídate. Bye.
Quería dormirse un rato pero estaba muy nerviosa, cansada, triste, angustiada… se metió a bañar y cuando salió vio que tenía un mensaje de él.
“Faltan pocos días para que regreses, preferiría si hablamos en persona, cuando estés por acá. Si te parece bien puedo ir por ti como habíamos quedado. Disfruta tu viaje.”
Ella comenzó a llorar, se limpiaba las lagrimas, pero no podía parar de llorar.
Intentó dormirse un rato, se despertó y se dio otro baño.
Durante la comida con su papá, platicaron de muchas cosas, ella estuvo a ratos callada, preferiría no decir nada porque ni ella entendía que estaba pasando.
Papá - Entonces hija ¿si te gustaría poner acá tu restaurante?
Ella - Suena increíble papá… pero es una decisión de vida importante.
Mamá - Eso fue lo que le estoy diciendo desde el día uno. No puedes poner tanta presión en ella.
Papá - Tu porque quieres que siga trabajando contigo.
Mamá - Claro que si, es una gran socia, pero ella tiene derecho a elegir donde y cuándo poner su propio restaurante.
Papá - Bueno, bueno… la oportunidad ahí va a estar cuando tu quieras, sea ahorita o en 10 años.
Ella - ¿Entonces ya eres socio?
Papá - Claro que si, yo también siempre me quedé con ganas de tener algo por acá, pero tenía que justificar bien mi inversión.
Siguieron comiendo. Los siguientes días fueron tranquilos.
Él le mandaba mensajes, no se llamaron para nada. Ella contestó cada uno de los mensajes.
De regreso en el avión estaba muy nerviosa de verlo, cuando salió, él caminó hacia ella, le sonrió y la abrazó.
Ella comenzó a llorar.
Él la tomó de la cara, le limpió las lágrimas, la besó en la frente y le dijo al oído “tranquila”, y la abrazó de nuevo.
Sus papás se acercaron a saludarlo.
Él les ofreció llevarlos pero ya los estaban esperando, sus papás se llevaron su maleta grande y él la tomó de la mano para caminar al estacionamiento.
Se subieron al coche, ella no sabía qué hacer con sus manos, qué decirle…
Él comenzó a tener una plática casual, informal sobre cómo le había ido. Así hasta llegar al departamento de él.
Él - ¿Está bien que hayamos venido acá?
Ella - Está perfecto
Después de que subieron en el elevador y entraron a su departamento, ella dejó su bolsa en una silla que habían comprado juntos en un viaje a San Miguel de Allende.
Él- Ya extrañaba tus cosas por aquí.
Ella se sentó en la sala y al hacerlo le dijo “Perdóname… me porté fatal contigo.”
Él Se quedó callado mientras se servía una copa de vino en la cocina, le ofreció si quería uno y ella dijo que si.
Él- Quería que habláramos así, en persona. Pero lo que te quería decir, ahorita no es lo importante.
Ella- ¿pero no era muy importante?
Él - Si, si lo es, pero ahorita tenemos que hablar de lo que pasó… necesito que seas sincera conmigo, ¿quieres estar conmigo? ¿Que sigamos siendo nosotros?
Ella - Claro que quiero…
Él - Creo que no pregunté bien… yo ya no quiero que solo seas mi novia, quiero que seamos pareja para siempre, yo si quiero volver a casarme y no con quien sea, quiero casarme contigo.
Ella suspiró, hizo una pausa… se levantó del sillón y le comenzó a platicar todo lo que había vivido en su viaje, como creyó que su amigo gay que ella no sabía que era pensó que la iba a besar y cuando iba a pasar eso, ella solo estaba pensando en él sabiendo que se había equivocado.
Él la tomó de la mano y le dijo… “¿A qué vamos con todo esto?”
Ella - Me equivoqué, me moría de miedo… pensé creer lo que quería en mi vida… mis planes, pero resulta que no sé si quiero esos planes.
Él - Creo que es normal lo que sentiste, estuve pensando mucho que yo en tu lugar estaría igual… me has visto hacer muchas cosas pero muchas de ellas muerto de miedo. Lo único que me da claridad eres tú, nosotros.
Ella - Lo que te dije…
Él - Si dolió, pero también me puse a pensar en si lo estaba haciendo por ti o realmente lo hacía por mí.
Ella - Yo quiero estar contigo.
Él se acercó a ella, la abrazó, le dijo que la amaba y se besaron. Ella le contestó “yo te amo a ti.”
Él - Pero si necesito decirte algo… aunque literalmente ya te dije que me quiero casar contigo, lo que tenía que platicarte es que tengo una oportunidad importante de negocio en California, eso es lo que quería platicar contigo.
Él comenzó a decirle de qué se trataba, era una gran oportunidad y algo que pensaba llegaría en unos 20 años, pero llegó antes. Ella lo abrazó y le dijo que estaba muy orgullosa de él.
Ella - Creo que si o si lo tienes que hacer.
Él - Siento que ahorita hay muchas cosas sobre la mesa, está mi propuesta pero la tuya de Cartagena.
Ella - Sobre Cartagena no te preocupes, esa puede esperar, además no estoy lista.
Él - ¿Lo dices por la experiencia en restaurante?
Ella - Exacto… suena muy bonito poner un restaurante pero realmente hago experiencias, no he trabajo en un restaurante, necesito conocer la operación para un día hacerlo y además…
Él - Lo querías hacer por ti misma, no con ayuda de tu papá.
Ella - Tal cual
Pidieron de cenar sushi que tanto les gustaba, antes de que llegara su comida, estuvieron juntos, ahí fue donde ella confirmó que era él, que siempre había sido él. Estuvieron un momento acostados y antes de levantarse él le dijo “Te extrañé.”
Cuando llegó la cena, él la estaba arreglando sobre la barra de la cocina donde les gustaba comer… ella se sentó en uno de los bancos y le dijo…
Ella - ¿No me vas a preguntar?
Él - ¿Qué no te voy a preguntar?
Ella - ¿Si me quiero ir contigo?
Él - Claro que quiero que te vengas conmigo… ¿quieres venirte a vivir conmigo a California?
Ella se acercó, se puso frente a él y le dijo “Si, si quiero.”, lo tomó de la cara y lo besó…
Él la abrazó muy fuerte.
Ella antes de comenzar a comer le dijo “Si, esto se tenía que hablar en persona.”
Él solo se rió…
Él - ¿Entonces que le vas a decir a tu papá?
Ella - Que nos vamos a ir a vivir juntos a California, que estando allá planearemos cuándo casarnos y que trabajaré en un restaurante para aprender.
Él - ¿Entonces eso es un sí a casarnos?
Ella - Sí, pero yo elijo mi anillo.
Él se rio y sabía que eso era tan de ella. Solo le dijo que eso lo verían más adelante.
Así, en menos de tres meses se estaban mudando a California. Un amigo de él allá le consiguió a ella un trabajo en la cocina de un restaurante importante, Sous Chef, querían alguien con su experiencia.
Cuando regresaba de trabajar del restaurante y lo veía a él esperándola, sabía que ahí era.
Ahora cuando platicaban la historia de cómo habían ido decidió a vivir a California, la contaba ella.
Una tarde, caminando por las calles de San Francisco, tomándola de la mano, le besó de la mano y le dijo “Cásate conmigo.”
Ella se frenó y le dijo “Pensé que nunca me lo pedirías”
Ella aprendió que la vida no se base en planes, se trata de vivirla, de disfrutarla.
Que está bien tener miedo, pero debe motivarte, empujarte y que en el fondo, tú tienes todas tus respuestas, solo necesitas poner atención.
The end!